¿Cómo influye la microbiota en la pérdida de grasa?

En los últimos tiempos, los casos de sobrepeso han aumentado de forma significativa. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud ha determinado que la obesidad es un problema de magnitudes alarmantes. Si bien es cierto que la ingesta excesiva de alimentos poco saludables y de baja calidad así como la ausencia de actividad o sedentarismo, han sido señaladas como causas fundamentales, esta explicación resulta insuficiente para comprender plenamente la complejidad del fenómeno.

Gracias a nuevas investigaciones y al importante avance de la ciencia, se ha comprobado que existen otros factores que contribuyen a acumular grasa en nuestro organismo y que, además, impiden su pérdida. Entre todos ellos, nos encontramos con uno que resulta fundamental: la microbiota intestinal. Si quieres saber la relación que existe entre la microbiota y la pérdida de grasa, a continuación te la explicamos.

Relación entre la microbiota y la obesidad

cómo cuidar la microbiota

La microbiota es un conjunto de bacterias presentes en nuestro intestino, desempeña importantes funciones como metabolizar alimentos, sintetizar vitaminas, eliminar toxinas y protegernos de microorganismos dañinos. Su papel es crucial para mantener una salud intestinal óptima por lo que resulta imprescindible cuidarla adecuadamente. Pero, ¿sabías que también influye en nuestros deseos, antojos e incluso en nuestra percepción del sabor de los alimentos?

Recientes estudios sobre la relación entre microbiota y obesidad realizados en la Universidad de Santiago de Compostela, han encontrado una estrecha influencia entre la microbiota y la acumulación de grasa. Otros estudios internacionales en los que se han realizado experimentos con ratones, han demostrado que la microbiota de un ratón obeso, al ser trasplantada a un ratón delgado, le hacía engordar con mayor facilidad. Del mismo modo ocurre al contrario, la microbiota del ratón delgado, llevada al ratón obeso, le provocaba una menor acumulación de grasa. 

A pesar de los esfuerzos realizados por comprender la composición óptima de la microbiota para que evite la acumulación de grasa, aún no se ha logrado descifrar completamente. Parece ser que la clave reside en la diversidad bacteriana, es decir, cuanto mayor sea la variedad de bacterias beneficiosas presentes, mejor será su funcionamiento para mantener un equilibrio perfecto en nuestro organismo.

¿Cómo podemos conseguir una microbiota equilibrada?

consejos para cuidar la microbiota

Se conoce como disbiosis al desequilibrio que se produce en la microbiota. Se trata de una alteración tanto en los tipos como en la cantidad de las bacterias que habitan nuestro intestino. Esta alteración acarrea importantes desajustes en nuestro organismo aumentando el riesgo de obesidad, pero también provocando trastornos como el sobrecrecimiento bacteriano o SIBO

Si bien es durante los primeros años de vida cuando se va gestando la composición de nuestra microbiota, una vez llegados a la edad adulta la mejor forma de mantenerla en perfectas condiciones es a través de la alimentación. Los hábitos alimentarios, así como los nutrientes que elegimos, tienen un impacto directo en la salud de la microbiota intestinal. Por ello, es fundamental seguir una serie de recomendaciones para mantenerla equilibrada.

4 consejos para cuidar nuestra microbiota

Como hemos visto, mantener la microbiota en perfecto estado no solo hace que acumulemos menos grasa, sino que también evitemos tener antojos que nos hacen comer más y peor. A continuación, te ofrecemos 4 sencillos consejos que pueden ayudarte a cuidar tu microbiota: 

1. Disfruta de una alimentación variada

Nuestros antepasados disfrutaban de una microbiota excelente gracias a la enorme variedad de alimentos de gran calidad que tomaban. La naturaleza era su infinita fuente de nutrientes. Las carnes, pescados, verduras y frutas formaban parte de su menú diario, algo que hemos ido perdiendo con el tiempo a causa de los nuevos productos fabricados por la industria alimentaria. Con el paso de los años, los seres humanos hemos ido limitando nuestra alimentación. Esto ha desembocado en que llevemos a cabo una alimentación de poca calidad y deficiente en nutrientes, provocando un desequilibrio en el tipo de bacterias que conforman nuestro intestino.

Para corregir este desequilibrio bacteriano, además de cuidar la alimentación, debemos tener en consideración unas moléculas que benefician nuestra salud intestinal: los prebióticos y los probióticosSe trata de fibras vegetales que contienen microorganismos vivos cuya misión es alimentar a las bacterias que conforman la microbiota. Aunque numerosos alimentos contienen probióticos y prebióticos de forma natural, existen suplementos alimenticios que cumplen esta misma misión. En Paleobull, contamos con Probull, un probiótico natural de 30 cepas bacterianas vivas que te ayudará no solo a equilibrar la microbiota, sino también a fortalecer el sistema inmunitario.

2. Toma suficiente fibra

Si bien a menudo se habla de la fibra como un elemento singular, es importante tener en cuenta que existen diversos tipos, cada uno con sus características y beneficios. A continuación, destacaremos algunos de ellos y los productos que los contienen: 

  • Pectina. Se encuentra en algunas frutas como naranja, pera o manzana.
  • Beta-glucanos. La hallamos, por ejemplo, en la avena y las setas.
  • Almidón. Lo encontramos en patatas y arroz.
  • Mucílagos. Las semillas de chía y lino, los higos y algunas algas son ricos en esta fibra.
  • Inulina. La encontramos en la achicoria, ajo, cebolla, alcachofa y cardo. Su consumo se ha relacionado con una mayor pérdida de peso.
  • Lignina. Está presente en la parte más dura de verduras como la lechuga o la acelga.

3. Consume suficientes polifenoles

Los polifenoles son una sustancia química que se encuentra en las plantas y que tiene un alto poder antioxidante. Además, tras la realización de varios estudios, se la ha relacionado con una menor tasa de obesidad. Han dejado de ser los grandes desconocidos para convertirse en uno de los protagonistas principales a la hora de mantener la microbiota en perfectas condiciones. Tanto es así que están considerados como uno de los prebióticos más efectivos. Esto es debido a que ayudan a aumentar la diversidad bacteriana, así como prevenir el crecimiento de bacterias dañinas.

Los alimentos ricos en polifenoles son las frutas, especialmente la uva, y las verduras, pero también los encontramos en las especias, el chocolate negro, el aceite de oliva, el café y el té.

4. Elimina los alimentos ultraprocesados

Los alimentos ultraprocesados se han convertido en auténticos enemigos de nuestra salud. No contienen nutrientes que beneficien a las bacterias de nuestro organismo y, al mismo tiempo, son ricos en elementos químicos como los endulzantes o aditivos que las perjudican considerablemente. Destacamos especialmente el polisorbato 80 (E-433) o la sucralosa (E-995) que producen un impacto negativo en la microbiota. 

Abusar de los ultraprocesados tiene además un efecto circular: estos alteran la microbiota y, como ya hemos visto, una microbiota alterada contribuye a sentir antojos y ansiedad por ingerir determinados tipos de alimentos poco saludables. Si eres capaz de resistirte a estos caprichos y no los tomas, esas bacterias que los reclaman acabarán desapareciendo, ayudando al mismo tiempo, a reducir el consumo de grasas poco saludables y previniendo la obesidad.

Ya hemos visto la gran importancia que tiene la microbiota intestinal y el impacto directo que ofrece a nuestra salud. Cuidarla es fundamental para contar con una población de bacterias variada. Para ello, una dieta variada y sana siempre serán su mejor salvoconducto

Cuida de tu salud intestinal, «el intestino es nuestro segundo cerebro». 

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